Memorias de Tokio Durante La Temporada de Florecimiento de los Cerezos
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Mis ojos se llenan de lágrimas cuando recuerdo Tokio al pasar los años, durante la temporada de florecimiento de los cerezos. A finales de marzo, las calles de la ciudad se llenan de turistas, de otras partes del Japón y del extranjero, que van a disfrutar del florecimiento de los "sakura" o cerezos. Puesto que estas delicadas flores tienen una corta vida, representan la transitoriedad dentro de la cultura budista del Japón.
Esta temporada, llamada Hanami o "contemplación de las flores", se celebra con la reunión de familiares y amigos en comidas al aire libre bajo los cerezos en flor, que están por todas partes. Sin embargo, este año las multitudes de turistas extranjeros serán escasas, puesto que las autoridades están intentando tomar el control del desastre nuclear que tuvo lugar en los reactores a menos de 150 millas de Tokio, mientras los japoneses entierran a sus seres queridos en fosas comunes originadas por la devastación de los terremotos y del tsunami. Lo que no ha cambiado es el mensaje al cual los espectadores del florecimiento de los cerezos han sido llamados a reflexionar durante los últimos dos mil años: se trata de la naturaleza transitoria de la vida.
Mis ojos se llenan de lágrimas cuando recuerdo Tokio al pasar los años, durante la temporada de florecimiento de los cerezos. A finales de marzo, las calles de la ciudad se llenan de turistas, de otras partes del Japón y del extranjero, que van a disfrutar del florecimiento de los "sakura" o cerezos. Puesto que estas delicadas flores tienen una corta vida, representan la transitoriedad dentro de la cultura budista del Japón.Esta temporada, llamada Hanami o "contemplación de las flores", se celebra con la reunión de familiares y amigos en comidas al aire libre bajo los cerezos en flor, que están por todas partes. Sin embargo, este año las multitudes de turistas extranjeros serán escasas, puesto que las autoridades están intentando tomar el control del desastre nuclear que tuvo lugar en los reactores a menos de 150 millas de Tokio, mientras los japoneses entierran a sus seres queridos en fosas comunes originadas por la devastación de los terremotos y del tsunami. Lo que no ha cambiado es el mensaje al cual los espectadores del florecimiento de los cerezos han sido llamados a reflexionar durante los últimos dos mil años: se trata de la naturaleza transitoria de la vida.
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